“Si la desigualdad no justifica que nadie salga a robar . . . ¿por qué pretenden que la inseguridad justifique que algunos salgan a matar?”
Usan guantes blancos. No salen corriendo. Se van en coches de altísima gama. No arrebatan, toman todo con impunidad. No roban un celular. Roban el equivalente a millones de celulares. No son excluidos. Los reciben en todos lados con honores.
José
Alfredo Martínez de Hoz, Domingo Felipe Cavallo y Héctor Magnetto -por citar
sólo a tres- , no nacieron ni se criaron en una villa, no son hijos de
bolivianos, ni de paraguayos, ni de peruanos. No son "negritos", no
usan gorrita ni “altas llantas”. No escuchan cumbia villera, ni reggaeton. No
dicen "gato, fiera, birra". Estudiaron en la Universidad. con post
grado incluido.
Recuérdalos
siempre...
Robaron
tu dinero, robaron tu país, formatearon el cerebro de millones, quisieron y aún
quieren robar tu futuro. Por suerte y como corresponde, nadie intentó pegarles
patadas en el piso hasta matarlos.
Nunca
viviste más inseguro que cuando ellos fueron Ministros de Economía o dueño de
un multimedio monopólico.
Entonces
. . . ¿de qué se habla cuando se habla de inseguridad?
Los
que desprecian a los jóvenes pobres, los marginados, y a los que han delinquido
quieren lincharlos de una, lo hacen desde un prejuicio de clase exacerbado por
la ininterrumpida golpiza mediática. Ellos creen que eligieron nacer en hogares
bien constituidos con unos padres que los alimentaron, los educaron y no les
dejaron faltar nada. Privilegio que muchísima gente no tuvo y nació donde le
tocó en mala suerte. Uno los quisiera ver a esos señores en la situación de
esos pobres diablos sobrellevando, además de la pobreza, un mandato cultural de
discriminación, exclusión y denigración. Haber, qué clase de vida llevarían en
un entorno social así y si no sería peor de la que tanto cuestionan. Es muy
fácil hablar desde la comodidad de tener todas las necesidades básicas
cubiertas . .
Diálogo
tipo entre ellos y nosotros . . .
La
gente esta harta, me entendés?? Hay ausencia de estado!!!
Si?
y que significa ausencia de estado?
Que
los chorros entran por una puerta y salen por la otra.
Pero
eso no es por ausencia del estado, eso compete al juez actuante y al poder
judicial.
Bueno,
los jueces y el gobierno deberían hacer algo!!!
No,
son los jueces los que excarcelan
Bueno,
a ese juez hay que lincharlo!!!
No,
estas equivocado, el juez resuelve de acuerdo a derecho, el no hace las leyes,
las aplica.
Bueno
entonces hay que cambiar las leyes, esto no se aguanta mas!!!
Pero
si vos y tu partido se opusieron a la democratización de la Justicia y ahora al
proyecto de un nuevo Código Penal, entonces, en qué quedamos, hay que cambiarlo
o no?
Lo
rechazamos porque es un proyecto kirchnerista!!!
No,
para nada, fue elaborado con los juristas más reconocidos de los partidos
políticos mas representativos, no es un proyecto oficialista.
Pero
la gente del Frente Renovador de Massa no estaba.
Porque
no existían cuando se comenzó a tratar hace dos años.
Mirá,
a los que roban hay que lincharlos a todos!!! . . .
¿Y
si algún día una turbamulta se confunde -como ya ocurrió- y te linchan a vos???
Sos
muy fanático . . . y con fanáticos no se puede hablar!!!
Si
claro, tenés razón . . . debe ser por eso . . .
Lo
que se pretende decir es que además de ser una respuesta animal, brutal y
desmesurada, los linchamientos de los desheredados de siempre y nunca de los
delincuentes de guante blanco, sólo sirven para escalar hacia arriba la
violencia y sacar afuera lo peor de la condición humana.
Que
hay hechos de inseguridad es indudable. Que los hay en todo el mundo, también.
Salvo para Mauricio Macri, que para estar tranquilo, mandó su hija a San
Francisco USA, donde un arma de guerra se compra más fácil que una aspirina y
la inseguridad es el doble que aquí, según los datos de la CEPAL . . .
Nadie
pretende justificar los desmanes, pero no se puede acabar con el caníbal . . .
comiéndose el caníbal!!!. Barbarie + barbarie = anarquía social. Estas turbas
de linchadores que hoy estamos viendo, son los hijos bastardos que dejó el
horror de la dictadura genocida y la destrucción del país en los ’90 . . . Todo
tiene que ver con todo!!! . . .
Nuestras
Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, estuvieron más de 35 años exigiendo justicia
por el secuestro, tortura y desaparición de sus hijos y nietos, mientras los
asesinos se paseaban muy orondos por las calles y los canales de TV. Jamás un
insulto o una agresión . . . y vaya si tenían derecho a ello. Insistieron e
insistieron sin pedir linchamiento para nadie hasta que lograron que fueran
condenados.
Antes
de echarle la culpa de todos estos males a la política, deberían recordar que
los peores crímenes en la historia argentina, se cometieron durante la ausencia
de la política y por ende, del Estado de Derecho . . .
Pero,
son los mismos que desde siempre se arrastran ante los poderosos sin chistar,
incapaces de rebelarse ni siquiera cuando les roban hasta el futuro de sus
hijos. Costará revertir la claudicación de tantos que festejaron y piden más
linchamientos en las redes sociales. Tan dóciles con sus amos y tan duros con los más
vulnerables . . .
Para
una sociedad donde la propiedad privada está antes que la vida, un linchamiento
es totalmente justificable, y lo dice mucha más gente de lo que uno se imagina,
en gran medida producto del fogoneo mediático como espectáculo revanchista y
morboso.
En
este equívoco de la turba que persigue al ladrón pero termina linchando al que
se le parece, se basa el desprecio de clase hacia el otro, sea cual fuere,
mujer, morocho, pibe, o un sin techo, porque para ellos, robar es delito
pero sólo para los pobres . . .
No
hay que ser sociólogo para advertir que si se azuzan los instintos más
primarios del ser humano, el linchado no será necesariamente el que robó, sino
el que pase corriendo y al que le griten ladrón, -adúltera, se usaba en la Edad
Media-. En ese escenario basta un grito señalando a alguien por portación de
cara para direccionar la furia en su contra. Para la manada enardecida, ya es
culpable, y si no lo es, merece serlo . . .
Quizá
una de las más evidentes diferencias que hay entre los adictos al linchaje y
los que no, -además de la inclusión, el amor, la solidaridad, la igualdad de
derechos y oportunidades- tiene que ver con la pena de muerte. De ellos
se puede esperarla implementada de cualquier manera: legalmente, o vía
terrorismo de Estado, y aún ahora mismo, por medio del tema que nos preocupa:
los linchamientos. No les tiembla el pulso a la hora de aplicarla. A veces nos
asusta pensar que si volvieran a ser gobierno, nuevamente estaríamos todos en
la mira de las patotas asesinas que supimos padecer.
Cada
día trae, en si mismo, la comprobación de que siempre están listos para matar .
. .
Por
lo que, entre esa gente y yo, como dice Serrat . . . hay algo personal . . .
En
ese contexto, la ficción, que a veces se traviste de realidad, podría llegar a
darnos este espectáculo tragicómico: después del linchamiento, con el
cuerpo destrozado de un ser alado de aspecto celestial tirado en la calle, ante
el cronista de TV: . . . “llegó hablando de cosas muy raras,
“bondad, amor, tolerancia, caridad . . . cuando aquí lo que necesitamos en
seguridad. Pero lo que nos hizo sospechar en seguida de él, es que no
recordamos haberlo visto ni siquiera una sola vez en televisión” . . . -Quino-