Luego de la triste, dolorosa e inesperada pérdida de uno de los líderes de este movimiento que acompaña al proyecto nacional y popular, surgieron muchas especulaciones, está claro, políticas.
Desde diversos sectores políticos, artísticos, empresariales, se vislumbraron muestras de sensibilidad, cariño, y hasta humanidad, pero no todas con sinceridad.
A algunos les pueden parecer honestas, ciertas muestras públicas, sin conocer, o sin entender su impronta, o la procedencia y la vinculación de los presentes o sus interlocutores.
Todo esto puede parecer parte de actitudes de protocolo, de respeto, o de simple educación, todo muy loable, pero lo que deberíamos preguntarnos ¿Sirve para un futuro?, o es una muestra más de la hipocresía a la que nos tienen acostumbrados.
Si somos muchos los que con desconfianza consideramos que estas actitudes, no forman parte de las demostraciones de agradecimiento -como la que dio el pueblo en la plaza-, de profunda admiración –como la que le brindaron la mayoría de los presidentes Latinoamericanos-, o de homenaje para quien dio su vida, literalmente, por sus ideales, sólo es otra muestra de exposición ante un evento masivo manifiesto para con sus intereses, entonces ¿Por qué debemos considerarlo como positivo?
La actuación de Cobos, Duhalde, Macri, De Narváez, entre otros, mostrándose en público o difundiendo su palabras de hipocresía por los distintos medios, son en esencia diferentes a la de Carrió, que se limitó a callar -con una segura sonrisa interna-, o Stolbizer, Feimann, Grondona, que en sus sinceras expresiones demuestra una vez más la ambición de querer gobernar sin el mandato popular de las urnas, considerando –como en el caso de Stolbizer-, unilateralmente una coalición de gobierno como escapatoria ante una especulativa debilidad, a un año de la finalización del mandato de la presidenta.
En nuestra provincia de Córdoba, ¿Podemos considerar el apoyo de Scharetti en la Casa Rosada o en la fabrica Renault como sincera?
La presencia de DeLaSota, ¿Significa un cambio en su postura ideológica?
¿Cómo se explica el agravio silencioso, sufrido por Acastello y su gente en este mismo acto del 2 de noviembre, siendo que es uno de los pocos que constantemente apoyan al gobierno de Cristina, desde la provincia?
Los hechos demuestran que nada de esto puede ser verdad y que sólo es una parte mas de las estrategias de la vieja política para conseguir mantenerse en el poder, como desde hace más de 10 años, y seguir gobernando a pesar del descrédito popular, que ayer se escribió con abucheos hacia la figura del actual gobernador, y del ex –que quiere ser candidato-.
No es posible contemplar que en la provincia de Córdoba, de la mano de Scharetti, con De la Sota y Carbonetti del mismo lado pueda producirse un cambio eficaz orientado en otros conceptos ideológicos, sociales y humanos, que no son los que ellos manejan.
No puede ser siquiera imaginado que las políticas que privatizaron el Banco Social, y que quisieron hacerlo con EPEC y el Banco Provincia, puedan socializar algo -dicho esto en augurio de la probable creación de cooperativas de trabajo, bancos para préstamos sociales, o leyes de ordenamiento territorial rural (sic).
¿Cabe en algún lugar del cerebro que puedan adherir a este proyecto nacional de inclusión social?
Ellos son e hicieron algo…
*Aprobaron en la Legislatura la nueva Ley de Bosques (quedaran la mitad de los bosques que hoy siguen en pie en la provincia).
*Instalaron los vertederos (basurales) regionales sin el consentimiento de las *localidades afectadas, desoyendo todos los estudios ambientales.
*Presentaron el proyecto para una nueva Ley de Educación (cuasi privatizada).
*Aprobaron el despropósito de Minería a cielo abierto (violando la ley del 2008 que la prohibía).
*No cumplen con la Ley y no poseen ninguna intención de terminar con las fumigaciones con químicos altamente tóxicos.
No es siquiera aceptable, si tomamos como ejemplo las últimas políticas impositivas desarrolladas por Unión por Córdoba, como es la rebaja del impuesto inmobiliario rural o ingresos brutos (contemplado para quienes más ganan en la provincia y el país), y la que viene en camino, como lo es el aumento inmobiliario urbano, perjudicando a los trabajadores.
Es posible contemplar este brusco cambio de dirección hacia nuevas políticas de justicia social, cuando existen Hospitales Regionales, como lo es el de Santa Rosa de Calamuchita, que a pesar de ser el único medio de atención para varias localidades, y más en época de vacaciones, no posee sala de terapia intensiva (primordial para salvar vidas), o anestesistas, y que se sostienen gracias a una cooperadora que recauda para el mantenimiento del edificio, o la propia comunidad que colecta donaciones de material descartable o instrumental medico.
¿Es factible que se elabore otro plan de gobierno, basándonos en la procedencia de sus intérpretes –la mayoría de ellos vinculados con la patria de Menem y Cavallo-?
Se puede pensar, o soñar con otra política económica, destinada a la clase trabajadora o a pequeños, medianos empresarios y comerciantes, cuando se gasta tanto dinero en publicidad, ayuda a los productores agropecuarios, o a las grandes empresas (como los subsidios a los CallCenters o a la misma Renault).
Hasta estos días, Córdoba, durante la gestión de Juan Scharetti, no se han planeado obras, ni acciones emparentadas, aunque menos, con las que lleva a cabo a diario el gobierno nacional.
Los planes federales de viviendas I y II, el Banco de la Buena Fe, el Plan Materno Infantil, la creación de cooperativas de trabajo, los subsidios entregados para obras de infraestructura- escuelas, pavimento, rutas, agua, gas, cloacas-, Plan Nacional para la entrega de computadoras, Monotributo Social, programas del ANSES que benefician a millones, se desarrollaron en forma eficiente, y aunque en algunas localidades encubiertas con malicia, o irregularidades, por la ineptitud de sus intendentes o jefes comunales, estos siguen una línea de trabajo proyectada a la igualdad social sostenida desde la Nación y sus aliados, pero que no tienen semejanza en la mayoría de los gobiernos de Unión por Córdoba.
Aunque desde sus interlocutores, la prensa complaciente, y sus discursos sociales expresivos, emocionales, y acomodaticios, nos quieran vender con sus propagandas exageradas y costosas, sus fiestas o comilonas populares gratuitas, el agua clara, impura e insípida, todos conocemos -aun más en estos tiempos-, el color, olor y sabor del aceite sospechoso, viejo o inservible que nos puede hacer daño.
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