viernes, 14 de diciembre de 2012

Los fierros judiciales no están guardados . . . Por Delsio Evar Gamboa



"No se casan con nadie pero se acuestan con todos".  Alfredo Pedro Drocchi, Juez en lo Criminal Nº1 de La Matanza . . .

El incendio y las vísperas del 7D concluyeron con la prórroga de la cautelar del grupo Clarín, que le permite continuar burlando la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Esta medida dilatoria de la más que sospechada Cámara Civil y Comercial Federal Nº1, impide la aplicación del artículo 161, que obliga a la desinversión de las excedidas licencias del Grupo, que por ley debe tener un máximo de 24 y tiene 301. El recurso presentado por Clarín consiste en posponer la aplicación hasta que el juez de 1ra. Instancia Horacio Alfonso se expida sobre el fondo de la cuestión, o sea sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad de la cláusula de adecuación.
Esta Cámara Civil, que debe estar integrada por tres jueces, con sólo dos miembros, Francisco De las Carreras y María Susana Najurieta, ignorando lo resuelto en Mayo pasado por el máximo Tribunal Argentino, es decir la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que había dispuesto que el día 7 de Diciembre vencía indefectiblemente la cautelar que desde hace más tres años suspende la aplicación de dicho artículo, falló a favor del monopolio al no hacer lugar a la recusación que había presentado la AFSCA y el Ministerio de Justicia. De las Carreras había sido impugnado por recibir dádivas de Clarín, en un viaje a Miami. El juez Recondo integrante de esa Cámara, también objetado por el mismo hecho, lo reconoció y se apartó de la causa.
En el fallo, el juez De las Carreras, -acusado de prevaricato- manifiesta que “guardo la debida imparcialidad inherente al ejercicio de la función jurisdiccional, conservo la tranquilidad de espíritu y la libertad de conciencia indispensable para impartir justicia bien y legalmente. (). Conociendo su pertenencia al grupo monopólico le cabe muy bien el sayo de “mienta, mienta que siempre algo queda” . . .
La tapa matutina del 6 de Diciembre de 2012 de Clarín, azuzaba la disputa en torno al 7D: “Ataque sin límites del Gobierno a la Justicia”. Aunque no es novedosa, la construcción tamaño catástrofe del título es clarísima: existe una pugna entre el Gobierno, y parte de esa entelequia indefinida llamada “Justicia”. Ahí se parapetan los actores judiciales que integran uno de los poderes del Estado más autocrático y antidemocrático: el Poder Judicial. Esa corporación “familiar” que hasta hoy en día -salvo raras excepciones- logró salir indemne luego de su complicidad con el genocidio perpetrado por la última dictadura militar, que tras 30 años de democracia, no ha visto renovadas sus estructuras, aun luego del estallido que significó el 19 y 20 de diciembre del 2001. El “que se vayan todos”, también alcanzaba a los jueces de “la servilleta de Corach” y a la Corte Suprema con su corrupta “mayoría automática” de Menem, que sólo pudo ser apartada, cuando Néstor Kirchner decidió enfrentarla sin temerle a sus aprietes de “redolarización de los depósitos”.  Estos verdaderos bochornos legales, además de visibilizar la claudicante dependencia de muchos magistrados ante los poderes concentrados demuestran la politización del Poder Judicial, otro ámbito que se regodea en la supuesta “infalibilidad” de su cuerpo estable. Este desacato a la Corte, sirve como ejemplo para entender cómo se cocinan las sentencias, y los poderes que las manipulan desde las sombras.      
Clarín tituló en su edición impresa: “La amenaza del ministro de Justicia es de una gravedad inédita en toda la historia democrática argentina”. A veces puede resultar hasta tedioso recordar las complicidades del Grupo Clarín con la dictadura, pero uno debe hacerlo para demostrar la falacia de su eslogan de “Periodismo independiente” que aún insisten en pregonar. Siguió con un comunicado donde supuestos “Jueces de todo el país” exigen al Gobierno que cesen las presiones directas o indirectas a la Justicia. Fue otra añagaza de la corporación judicial intentando vanamente lavarse las manos. El sofisma de que ellos son los “garantes” de una sociedad civil indefensa, es otra señal de la vocación política de los sujetos históricos que ocupan el Poder Judicial:“La Comisión Nacional de la Independencia Judicial, a través de las asociaciones que la integran,  ha recibido la preocupación de una importante cantidad de jueces y juezas de todo el país, referida a hechos que agreden institucionalmente a un Poder del Estado y, como consecuencia de ello, a todos los ciudadanos de la Nación, ya que la justicia es para todos”. ¿Presiones? . . . ¿Justicia para todos? ¿Qué poderoso de guante blanco está preso? ¿Qué pedófilo depravado -teléfono para “padrecito” Grassi-, cumple condena? Martínez de Hoz, Ménem, Cavallo, De la Rúa, Aguad y tantos otros verdugos de lesa inhumanidad, ¿están pagando por el daño hecho? ¿Cuándo en la jurisprudencia argentina se dio que un juez recusado, por medio de “cautelares eternas” paralice por más de 3 años y medio una ley votada por el Congreso nacional para favorecer a un gigante mediático?
Al respecto, más de 200 magistrados de todo el país publicaron un documento refutando el comunicado que emitió esa ignota Comisión y señalan: “Los magistrados deben ser independientes de los intereses económicos de las grandes empresas, de los medios de comunicación monopólicos, de los jueces de las instancias superiores e incluso de las entidades que los representan”. También hizo lo mismo el juez del Tribunal Nº 1 de La Matanza Dr. Alfredo Pedro Brocchi:  En mi doble carácter de ciudadano y de Juez del Crimen de la Provincia de Buenos Aires, vengo a cumplir con el deber republicano de denunciar el comunicado corporativo efectuado en nombre de los miembros de las diversas Instituciones que dicen representar, cuando no hubo consulta ni llamado a Asamblea alguna para pedirnos la opinión sobre los hechos de dominio público.  
De manera que el comunicado solo lleva la voz de las cúpulas y de algunos jueces que las regentean, quienes ocultándose en el anonimato de sellos corporativos, pretenden sumarnos a todos los jueces argentinos en un conflicto de poderes al que la mayoría -verdaderamente independiente- somos ajenos.”
Más claro, échenle cloro!!!
Nuevamente, el poder de los monopolios amenaza a la democracia. La batalla es larga, y este paso es otro más hacia una nueva comunicación y una sociedad más justa, libre y democrática.
El Poder Judicial -en gran parte, con jueces que juraron por las Actas del Proceso militar y que fallan en consecuencia- es un reducto de los poderes facciosos, es el garante del sistema capitalista salvaje de adentro y de afuera, de las corporaciones, de los monopolios y de los dueños del privilegio. Pero ese cuerpo corporativo, anclado en el peor pasado, más tarde o más temprano tendrá que adaptarse a los nuevos tiempos democráticos. Como ciudadanos de una nación libre tenemos que exigir al Estado que actúe de oficio si fuese necesario, a través de los mecanismos constitucionales que correspondan para recuperar la razón de ser del Poder Judicial: impartir justicia, ecuánime e imparcial para el bien de la sociedad toda.
En ese sentido, a la Corte Suprema se le reclama un poco más de firmeza ante los excesos en las atribuciones que se arrogan algunos jueces en sus controvertidos fallos. Hay que romper de una buena vez con la corporación judicial, el menos democrático de los tres poderes. Una verdadera democracia no es compatible con prácticas jurídicas corporativas que sobrevuelan siempre sobre un piélago de latentes complicidades con los poderes fácticos. Como bien dijo la Presidenta en la Fiesta de la Democracia por Cadena Nacional: antes esos mismos poderes recurrían a los fierros militares, después a los fierros mediáticos y ahora a los fierros judiciales . . .
El chicaneo de las cautelares revela que algunas instituciones aún siguen al servicio de los intereses hegemónicos. Por eso el Grupo Clarín -que tiene un ejército de 65 abogados full time a tal efecto- presentó sus recursos judiciales en la Cámara en lo Civil y Comercial, encargada de los conflictos entre privados y no en lo Contencioso Administrativo, que trata los de interés público. Ahí está la verdadera madre del borrego . . .
En consecuencia, sería un buen ejercicio democrático que algunos jueces argentinos escucharan más a su conciencia, que al teléfono de las corporaciones.
Para finalizar, uno pregunta por si aún hiciera falta: ¿Se puede creer entonces en una justicia en manos de jueces que no se casan con nadie pero se acuestan con todos porque son esclavos de la avidez de sus bolsillos, siendo que por el bolsillo pasan necesariamente todas las miserias humanas? . . .

Laborde. Cba. Arg.

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