martes, 4 de diciembre de 2012

Obispos . . . con el diablo en el cuerpo!!! Por Delsio Evar Gamboa


El diablo anda suelto. Aunque sus métodos evolucionan, el viejo Satanás regresa cada tanto con su malón diablero para meter su espíritu maligno en el cuerpo de ciertas y determinadas personas


“Los buitres y los caranchos no están solamente afuera -exclamó la Presidenta -también hay desafortunadamente adentro, y muchas veces se lanzan sobre el Estado”. Sólo le faltó -de haber sabido- referirse a las andanzas de algunos lucifernianos, que de haberlos, haylos . . .
Por eso se supone que esta explícita frase no estaría destinada al documentazo de los demonizados obispos católicos, -aunque les cabe- quienes, excretando azufre y anticipándose a la Navidad, aportaron, solícitos, su granito de arena para el Grupo Clarín.  Con un texto de neto corte reaccionario, la Conferencia Episcopal Argentina que dirige José María Toté Arancedo, que pertenece a la más rancia oligarquía ganadera del país, con sibilina mala fe, nos advierte que se está “gestando el retorno de bandos irreconciliables” y que, después de 30 años de democracia, corremos “el peligro de dividirnos nuevamente”. Tranqui reverendos, por si no se han dado cuenta, vivimos en pleno estado democrático y ese “peligro” no es más que el ejercicio pleno de la libertad. Ya sabemos que Uds añoran la pax romana militar. Y la temida “división”, no es más que el fantasma que agitan los sectores que temen perder un poquitito de sus eternos privilegios. Estos pseudos emisarios de la palabra divina, devenidos en modernos satanases, se muestran preocupados por la pobreza pero jamás emiten crítica alguna hacia los que la generan. Nunca cuestionan la avaricia del poder económico en las sombras. Al contrario, siempre se han revelado en una indisoluble alianza de clase con estos. Por eso denuncian, en su malicioso documento, el “excesivo caudillismo” y “las presiones a la libre expresión” . Con lo que no hacen más que santificar los titulares de los medios hegemónicos.
Atemorizados por la militancia juvenil, la cúpula eclesiástica considera que se “debe excluir la politización prematura y partidista de los jóvenes en los colegios”. Ninguna edad es precoz para comenzar a entender que se está inmerso en un medio social democrático y mientras antes se lo conozca más fácil será su inclusión en el mismo. No es expurgando la política que la van a enviar al infierno. No obstante, la instrucción religiosa tiene su propio adoctrinamiento ideológico partidario desde la niñez con el formato de inocentes historias sagradas. Nadie se espanta por eso. El blanco de su críticas lo constituye, también, el matrimonio igualitario y la discusión sobre el aborto. No tienen autoridad alguna para discriminar y descalificar a nadie por su derecho inalienable a vivir su sexualidad como mejor la siente. Tampoco a negarle a la mujer su derecho a decidir lo que hace con su cuerpo, porque ello corresponde exclusivamente a las acciones de índole privado de todo ser humano.
Los “voceros” de Dios, -habría que exigirles que muestren la autorización divina- manifiestan estar “heridos y agobiados” porque “nos encontramos sumidos en una profunda crisis moral, que revela que la fe no impregna plenamente nuestro estilo de vida. Lo manifestamos en la oración que rezamos por la patria”. Es el clásico cinismo de hábiles argüidores que intentan presentar un cuadro de situación caótico. Tendrían que empezar por casa. Si alguien quiere interpretar estas palabras como una autocrítica de los popes católicos, le está errando al tarro. Para ellos, la complicidad con la dictadura y los depravados casos de pedofilia de sus pastores, no rozan la impoluta moral de su institución.
La corporación religiosa realizó una lectura tendenciosa sobre la realidad del país, la que ha “repasado con profunda preocupación”. Sin embargo, nada ha dicho sobre los avances que se han logrado en materia política, económica y social. El sospechoso adelanto de sus anuncios de Navidad, le hizo perder el acceso a los datos del Banco Mundial que destaca un crecimiento del 100% de la clase media argentina -Sí, la cacerolera- debido a las políticas de desarrollo económico y de inclusión social, liderando holgadamente el incremento de ese sector en toda Sud América, también, el informe de la CEPAL -dependiente de las Naciones Unidas- donde afirma que Argentina se encuentra entre los cinco países latinoamericanos que más ha reducido la pobreza en 2010 y 2011, con un descenso del 8,6 al 5,7%. Y por supuesto, ignoran el estudio realizado por la revista inglesa The Economist, que nos ubica entre los mejores países para vivir. Aunque aspiran “a ser una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso con el bien común”, no tienen reparos en apropiarse de las falsedades que circulan desde los medios y en defender a los poderosos que han especulado con nuestras peores desgracias que casualmente, no les producen ninguna “preocupación”. La verdad que hay que esforzarse para ser más papista que Ratzinger.
Nada nuevo bajo el sol. Pero los burócratas de solio y casulla salen con el tridente bajo la sotana, babeándose con esa palabreja multiuso y de hipócrita connotación que tanto degustan: “Reconciliación”, que en boca de ellos, no es otra cosa más que la impunidad para los crímenes cometidos por los militares a instancias de los intereses de muchos civiles, incluidos los de ellos mismos. Como siempre, explotan la “sagrada santidad” de su palabra para condicionar la vida política del país, porque  su autoridad, -afirman- radica en el 90% de aceptación de la sociedad.
Nada más lejos de la realidad si se tiene en cuenta el bajísimo rating que tienen las raleadas misas semanales y dominicales. No son guardianes pretorianos de nadie y nadie los ha investido de tal prerrogativa. Ni son los más indicados para imponer su dogmatismo medieval.
Según la primera Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes religiosas del Conicet, el 60% de la población dice ser católica a su manera lo que significa: “Yo creo, pero a la Iglesia no voy nunca”. Una cosa es la fe, que es algo personal y no se discute y otra la religión, que implica consecuencia con la práctica de sus ritos, además de un fuerte compromiso con la ética, la tolerancia y la solidaridad, virtudes que no brillan precisamente. Entonces, aquéllos que afirman ser católicos pero que a Dios le rezan a su modo, están sosteniendo una grave contradicción. Más aún, le están concediendo poder a la institución que dicen rechazar. Pero su pertenencia está atada en los registros burocráticos que la Iglesia conserva en sus archivos. Todos los bautizados en la cuna -mandato cultural, más social que religioso- están rigurosamente fichados allí desde que nacen. Un simple trámite bastaría para que ese 90% se redujera considerablemente. En ese sentido, la excomunión y la condición de hereje ya no asusta a los muchos que han emprendido el liberador camino de la apostasía.
La Iglesia Católica no es sagrada ni divina, sino eminentemente política. Lo demuestra cada vez que emite un “documento” y con su grosera concupiscencia a través de los tiempos. Siempre ha estado con el poder de turno, o con el de turno en el poder. Si  autoritario, mejor.
Ahora bien, en los cacerolazos pasados, muchos enardecidos manifestantes expresaban sus desaforados epítetos contra la Asignación Universal por Hijo y los planes sociales cuyos destinatarios son considerados negros y vagos y no víctimas de un modelo económico que los ha excluido durante años. Ninguno tuvo en cuenta que un obispo cobra el equivalente a 88 Asignaciones. Hagan números. Que el Estado destine fondos para la Iglesia Católica es un anacronismo que deberá corregir. Más aún con una feligresía cada vez más escasa. Que ateos, judíos y practicantes de otras religiones contribuyan al sostén del catolicismo es una flagrante injusticia. Por eso, es necesario un Estado laico sin tutela de la Iglesia católica, y mucho menos de su socia, la extrema derecha, feudataria siempre de lo antinacional.
El Secretariado de curas en la Opción por los Pobres, que recoge el legado cristiano de los Mugicas, los Angelelis, Los Novaks, los De Nevares y tantos otros, a quienes esta jerarquía no sólo denunció, sino que también les tendió celadas que a varios les costó la vida, difundió un documento de respuesta a los obispos en el que señala que “lo menos que podemos decir es que nosotros, los que estamos en los barrios entre la gente, con los pies en el barro, tenemos una mirada muy distinta de la que expresa el documento episcopal”.          
Con respecto al adelanto de su publicación, que siempre fue un saludo navideño, estos Curas consideran que fue “contra el 7 de Diciembre”, fecha que la Corte Suprema fijó para el fin de las “cautelares eternas” que frenan la aplicación de la ley de medios a la que el Grupo Clarín se resiste cumplir. Además, recuerdan que “cuando en la crisis desatada por el modelo genocida neoliberal en el 2001 y los obispos empezaron con la llamada Mesa del Diálogo, expresamos nuestro desacuerdo sobre el modo de emprenderlo porque no entendemos como diálogo sentar a la misma mesa en un nivel de igualdad a víctimas y victimarios”. Y reiteran que “hoy seguimos diciendo lo mismo: celebramos el diálogo, pero desde el lugar de las víctimas, y sólo si sirve para derribar de su trono a los poderosos y elevar a los humildes, como canta en la Biblia la Virgen María. De otro modo, hablar de diálogo parece más una burla a las víctimas”, subrayan. Recuerdan también que los obispos aluden a la Oración por la Patria, “una oración donde no aparece la palabra justicia”.
Los Curas de los pobres aseguran que “en este tiempo tremendo y fascinante es que nos toca anunciar Buenas Noticias a los pobres, quedamos indisimuladamente de su lado, y no pareciendo hablar desde el escritorio de los poderosos o del mandamás de algún multimedio monopólico”. Clarito, “eminencias reverendísimas”. . .
Y ya que estamos: ¿Para cuándo el pedido de perdón por su complicidad manifiesta con el Terrorismo de Estado? ¿No son tan criminales los que secuestraron, torturaron y exterminaron a miles de seres humanos arrojándolos vivos al mar desde los aviones, como los que, sabiéndolo, bendijeron sus armas asesinas? . . . ¿Eso no amerita un documento???
Mientras, nosotros los de a pie, meditando sobre los sinsabores de esta vida terrena y las incertidumbres humanas comparadas con lo seguro que debe ser la eternidad . . . por ahora, y estando bajo la advocación del beatífico pastoreo de estos píos purpurados que nos alejan de todo mal, deberemos apartarnos de las bajas tentaciones y mantenernos -como ellos- puros y castos . . . per aeternitatis aeternitatem.

Laborde. Cba. Arg.

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