Con estas medidas, Cristina ha remachado el último clavo en la tapa del féretro donde yace la era menemista . . .
Corría
el año ‘88. El país había dejado de pagar su deuda externa y se declaraba en
recatada moratoria. La hiperinflación doblegaba al gobierno, aquel que llegó
con la recuperada democracia. El que en sus comienzos puso sobre el tapete los
Derechos Humanos y, aunque muy tibiamente, procuró instalar un modelo de
inclusión social que fue tenazmente combatido por las Corporaciones, el Grupo
Clarín y la Sociedad
Rural. Sí, la misma que aún integra la ex sediciosa Mesa de
Enlace, y la misma que en su Exposición anual, abucheó, silbó y cubrió de bosta
de vaca al Presidente Alfonsín cuando éste se negaba a aceptar los designios de
la Patria Ganadera.
El
gobierno apuraba su retirada adelantando para mayo las elecciones previstas
para octubre. El déficit fiscal se multiplicaba y la inflación se hiperinflacionaba.
La timba de la City
porteña ponía y sacaba ministros: “Les hablé con el corazón y me contestaron
con el bolsillo” confesó uno antes de caer. Las Casas de Cambio desbordaban
de gente que no bien cobraba el sueldo corría a comprar dólares, para luego revenderlos
con la ilusión de salvarse. El dragón financiero terminó devorándolos. Semanas
enteras de “Feriados bancarios” para que no se retirara la plata. Semanas
enteras sin energía. Los canales de TV transmitían sólo 4 horas por día. En los
supermercados iban remarcando los precios de todos los productos sin esperar a
que el repositor los acomodara en las góndolas. La pobreza llegaba al 53 %; la
inflación mensual era del 80 % que proyectada, -según los economistas- en el
año superaba el 12 mil por ciento.
Por
otro lado, un monstruoso efecto succión transfería fortunas descomunales hacia
el exterior. Así como de los bancos de los pueblos y ciudades del interior, se
llevaban en camiones blindados y en bolsas apiladas, los ahorros de la gente
hacia los centros de poder financiero, dejando en su lugar un papelito pintado
que rezaba “Plazo fijo”. Cualquiera “ganaba” más especulando que produciendo.
La usura los comía vivos. El que tenía un crédito, más pagaba, más debía. Es
decir, vivían pagando y morían debiendo. No había paritarias, ni convenios, ni
trabajo. Fueron los comienzos de los primeros cartoneros de la modernidad, que
en grupos familiares revolvían los tachos de basura buscando cartones y comida.
A
pesar que Alfonsín les pidió por favor que lo dejaran terminar su mandato,
Clarín y Duhalde, con saqueos armados y un golpe de mercado, lo empujaron para
que cayera seis meses antes de la peor manera. Y eso que Clarín sólo tenía el
diario y no la parafernalia multimediática que ahora tiene.
En
la década siguiente, para darnos la ilusión de vivir “en el Primer Mundo”, el
menemato regaló, malvendió, cedió y transfirió a favor de capitales
extranjeros, y éstos aceptaron de conformidad, un país completo denominado
República Argentina, con todo lo plantado, edificado y adherido al suelo. Doy
fe.
En
consecuencia, al comienzo del nuevo siglo la malaria reinaba en todo su
esplendor. Los sueldos que venían congelados desde hacía 10 años estaban en el
subsuelo. Igual, a los jubilados y empleados estatales les rebajaron los
haberes. Al PAMI le podaron el 30% en los gastos de personal, y 3000 empleados
fueron de patitas a la calle.
Se
inventaron las Ferias de Trueque; en realidad el trueque ya existía en la
antigüedad, fue cosa de los fenicios, y resultaron útiles para que muchos
argentinos de clase media y baja gambetearan la pobreza en la casa de pensión,
-como dice el tango- y de paso, le hacían un gol al hambre, que era la única
producción que crecía. De lástima, España, -vaya paradoja- nos mandaba
alimentos que al llegar, eran bloqueados en la Aduana. El gobierno de
entonces, no sólo no tenía los conceptos bien puestos sobre la mesa, sino que lo poco que hizo, lo hizo mal, y con
el “Corralito” se puso la cocarda. Para frenar la conmoción social, declaró el
Estado de Sitio, mediante el cual Mestre y Aguad, republicanísimos y
democratísimos ellos, reprimieron a discreción y le tomaron el gusto a la
sangre -y a la plata- de los Correntinos cuando fueron interventores allá.
Hazaña épica y muy humanitaria que poco después -al momento de abordar el
helicóptero blanco para nunca más volver- repetiría De La Rúa, ordenando reprimir a los
manifestantes de Plaza de Mayo, donde 36 de ellos murieron acribillados por la
espalda, como siempre ocurre cuando los represores matan en defensa propia.
Luego
de un “casting” por el que desfilaron y se probaron el traje de presidentes,
cinco candidatos en una semana para elegir, siempre con el visto bueno de las
corporaciones, el próximo mandamenos. Resultó finalista un gordito petizo,
chueco y cabezón de apellido Duhalde y hombre del Grupo Clarín, el que de
entrada nomás -porque debía 4 mil millones- le ordenó devaluar un 40% la
moneda, pesificar las deudas y decretar un “Corralón”.“¡El que depositó dólares recibirá dólares!” mintió con sinceridad,
y se dedicó a reprimir manifestaciones de protesta donde “su mejor policía”,
asesinó a sangre fría a Kosteki y Santillán, sin olvidarnos de Cabezas y la
masacre de Ramallo. Y nos ilusionó al finalizar un discurso con un mensaje
esperanzador: “¡Que sea lo que Dios quiera!”.
. . Remember?
Yo
sí me acuerdo. Por eso, y a pesar de todo lo que puedan decir de Alfonsín, como
que mediante las circulares A-695; A696 y A697, del 1º de Julio de 1985, terminó
de consumar la estatización de la deuda externa de las Empresas privadas que
impuso Cavallo en la dictadura, que llevó el endeudamiento del país con el
exterior, que era del 53% del PBI en el año 1983, al 82% en 1985. O que arrugó
con los milicos y les promulgó la Ley
de Obediencia Debida y Punto Final, después de asegurarnos que “la casa estaba
en orden”. No obstante eso, o a pesar de eso, no se puede dejar de rendir un
reconocimiento al ex presidente.
Y
si existiera la posibilidad de que los muertos pudieran contactarse con los de
acá, Alfonsín se permitiría interpelar a sus celebrantes. Le quitaría los
trajes y las corbatas y a patadones, le borraría la raya del trasero al
papanatas de su hijo, para que deje de bastardear su legado político. A Cleto
Cobos -como hizo con “Lilita”- lo rajaría por traidor, y a Gerardo Morales por
inepto. A sus correligionarios les diría que no permitan que el partido se
rompa, aunque se doble, que no se hagan eco de los inflacionistas y los
pronosticadores de catástrofes que ofician de asustadores seriales. Porque la “temible”
inflación de hoy, comparada con aquella gigantesca y desmesurada que supo haber,
es apenas una “jodita para Tinelli”.
Por
eso, lo que hasta hace poco eran sólo utopías, ahora son una virtuosa realidad.
Ya no más Relaciones carnales; FMI; Deuda externa; Riesgo País; Default;
Impunidad y demás vejámenes.
Todo
eso quedó atrás. Hoy gozamos de Independencia Económica, Soberanía Política y
Justicia Social. Derechos Humanos plenos, con procesos judiciales como aquel
memorable Juicio a las Juntas, con un Modelo de país que significa Patria,
Igualdad y Libertad al que, por supuesto, se oponen las Corporaciones, el Grupo
Clarín y la Sociedad
Rural, es decir, los mismos que voltearon a Alfonsín. Nada
nuevo bajo el sol. Salvo las rutas, los shoppings y los hoteles colmados, con millones de pibes
cobrando todos los meses su Asignación, y con una tremenda caja de más de 45
mil palos verdes, a los que se les echará mano cada vez que haga falta para
beneficiar al pueblo argentino, por más que chillen y pataleen quienes endeudaron
al país y hambrearon a la gente en exclusivo beneficio propio.
Hoy
la realidad es muy distinta. Cada vez que habla la presidenta -al contrario de
todos sus antecesores que sólo comunicaban despidos, más ajustes, más impuestos,
más rebaja de sueldos, de beneficios y otras maldades- siempre es para dar muy
buenas noticias. Se inauguran obras todos los días a lo largo y a lo ancho del
país como jamás en su historia. Tantas, que parafraseando por el absurdo lo que
históricamente se exigió a los políticos, no faltarán los que digan . . . ¡Basta de obras, queremos promesas!
Y cuando estemos mal . . .
¡Que estemos como ahora!!!
Laborde. Cba..- Argentina
Laborde. Cba..- Argentina
No hay comentarios:
Publicar un comentario