Hay momentos en los que la conjunción de acontecimientos permite visualizar, con mayor claridad, la marcha de una etapa histórica. Acontecimientos, cada uno por sí solo, capaces de ocupar sin inconvenientes la tapa de los diarios y de suscitar múltiples y apasionadas interpretaciones. Desde hace unos cuantos años, y al calor del retorno de lo político, que la Argentina nos tiene acostumbrados a esta acumulación sorprendente de hechos conmovedores que impiden la toma de distancia o la asepsia interpretativa. Como algo que parecía olvidado, el retorno de la política ha venido a conmover lo que parecía sellado. Lo que se abrió, otra vez y a fuerza de la contundencia de lo acontecido, es la dinámica conflictiva de la vida democrática que recuperó, después de la noche neoliberal, la vitalidad participativa y el apasionamiento que sólo puede nacer cuando, de nuevo, una sociedad se enfrenta a sus dilemas y a sus contradicciones.
Ricardo Forster
La desmemoria nos hace frágiles, además de ingratos, y nos sumerge en una deriva
que nos impide
volar más alto, tan alto como lo hicieron nuestros maestros más
generosos,
nuestros científicos más innovadores, nuestros intelectuales más
comprometidos
y lúcidos. En las épocas de oscuridad y de terror que padecimos
como todos, en
las que la desmemoria se hizo parte de una política, de una
pedagogía y de
una cultura institucional, toda nuestra historia se desmoronó como
se desmorona
un cuerpo con pies de barro. Sólo un esfuerzo de memoria nos hará
capaces de
seguir transitando el camino del fortalecimiento de la educación pública,
para todos y
al servicio de todos. Dra. Carolina
Scotto
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