viernes, 31 de enero de 2014

“Los hijos del neoliberalismo” . Por Delsio Evar Gamboa



¡Cuando el poder del amor sea más grande que el amor al poder . . . . el mundo conocerá la paz!


Al que compró el buzón de que la Argentina está a la deriva, sin rumbo, con la economía exhausta, acaban de darle un cachetazo de realidad . . ., ningún país en esa situación, puede tomar la decisión de seguir incluyendo y reduciendo la desigualdad social como jamás se hizo antes . . . Si creía que “esto no va más”, le volvieron a vender el mismo buzón que le ensartaron tantas veces. Lo volvieron a engrupir . . . y van?
Debería recordar que de primeras veces está hecha la memoria . . . salvo que sea de los que ensucian las aguas para que parezcan profundas y rápido las cruzan los chanchos al trote.
A los dueños del privilegio, esos que ya nacen con la marca hereditaria del dogma neoliberal, -que no sirven para nada, salvo cuando sirven para algo-, no sólo les revuelve el estómago que se implementen políticas sociales de inclusión, sino también les duelen los 600 pesos que se les pagará a los jóvenes “hijos del  neoliberalismo”, aunque en realidad son víctimas de ese flagelo. El problema más grave es que desde que se implementaron: el 6,6% del PBI para Educación, Minist. de Ciencia y Tecnología, Tecnópolis, Conectar Igualdad, repatriación de científicos, Fond. Tec. Arg., TDA, Becas, Prohuerta, Redes, Fopar, Remediar, Asig. por hijo, para embarazadas,  tres millones de nuevos jubilados con dos aumentos por ley al año, las Netbooks, el Plan Procrear  y ahora el Progresar, se les está “avivando el zonzaje” -como decía Jauretche-. Ya quedan pocos excluidos por lo que no obtendrán tan fácil mano de obra esclavizada o con salarios miserables y en negro. Les han hecho creer que un Estado está presente sólo cuando sale en cadena nacional. Piensan que eso es gobernar. La Presidenta nunca estuvo ausente y demostró que aunque no aparecía con beneficiosos anuncios como siempre, -jamás malas noticias como hacían los anteriores- no dejó de conducir este proyecto político. Sostienen que una política de Estado que le dará recursos a jóvenes con la obligación de que estudien, es sólo populismo. Para desmentirlos, la Unesco acaba de distinguir a la Argentina y Uruguay por ser los países más igualitarios en escolaridad e inclusión social de América del Sur.
Pero nada dicen de los especuladores que con el Grupo Clarín a la cabeza -en represalia por la ley de medios- intentaron desestabilizar al gobierno fogoneando el mercado cambiario como antes lo hicieran con Raúl Alfonsín. Con esa intención, la petrolera Shell y tres Bancos, impulsaron una compra de seis  millones y medio de dólares a un precio muy superior a la cotización del momento. Queda claro entonces que el poder económico ya dejó de lado las sutilezas y está decidido a todo, llevando la maldad al paroxismo de la bajeza humana.  No estaba equivocado Néstor Kirchner cuando en marzo de 2005 pidió a los argentinos que “no le compren ni una lata de aceite” a Shell. También lo intentan las empresas alimenticias monopólicas formadoras de precios, que, con “nuevo” packing, violan el acuerdo firmado para aumentar hasta un 180% el mismo producto, burlándose descaradamente del consumidor. Sin olvidar la sedición policial. Son productos de un  combo conspirador contra la democracia. Lo mismo está pasando en Brasil, Rusia, Sudáfrica, Turquía y en Asia. Como se ve, todo tiene que ver con todo.
En ese contexto, debemos leer entre líneas lo que algunos “economistas” del establishment vienen planteando, sobre que la cuestión de fondo no es el dólar ni el cepo o la inflación. No nos equivoquemos: a la corporación económico-financiera no le interesa si sube el precio del pan, la leche o el tomate, sino el ajuste del “gasto social”: eliminación de subsidios, liberación de tarifas, congelamiento de salarios, jubilaciones, asignación por hijo y todo beneficio logrado. Como antes, más que antes, más que siempre.
Pero, una vez  más, el gobierno reaccionó rápido ante las presiones corporativas y articuló las herramientas necesarias para frenar la voracidad de los sectores que históricamente se han enriquecido a partir del esfuerzo de los argentinos. El kirchnerismo es el único que les ha puesto nombre y apellido a los verdugos del país.
Por más poder que tengan, hoy están en boca de todos y desnudos hasta los tobillos.
Por otro lado, es probable que ninguno de los beneficiarios del Plan Progresar tenga que comprar un libro porque ese Estado que creen ausente, ha inundado todas las escuelas con millones de ejemplares. Además recibirán netbooks con lo que podrán acceder a bibliotecas virtuales. Muchos trabajan, pero tienen  dificultades para obtener empleos formales porque son la mano de obra más barata y negreada del país.  Allí es dónde esta medida es indiscutible. Les da  la  posibilidad de acceder a una formación técnica o profesional, o a una ocupación digna. A eso hay que sumarle que este programa no sólo les exige que tienen que acreditar que están estudiando, sino también un control médico anual. O sea, el Estado está garantizando educación y salud para un universo de un millón y medio de jóvenes. Es de necios minimizarlo con la falacia que eso es demagogia. Pero si TN lo afirma y lo reafirma durante las 24 hs . . .  ya lo será.  Hasta que los despabile la presión insoportable de la realidad, que ya se sabe, es la única verdad.
En este marco, con el Estado nacional articulando cadenas de valor, acotando las expectativas inflacionarias y favoreciendo mayores niveles de desarrollo social, hay que ubicar lo ocurrido con el dólar semanas atrás. 
Las transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales llevadas adelante, han cambiado el corazón de la Argentina moderna y nadie podrá discutir que esta sociedad es hoy mucho más justa, más igualitaria, más defensora de los derechos colectivos e individuales que una década atrás. Algo que nadie imaginaba. Pero todo eso no hubiera sido posible, si el marco simbólico en que se llevaron adelante no hubieran sido la política de derechos humanos, la de memoria, verdad, y justicia y la inflexibilidad para sostener un nuevo umbral sobre valores democráticos para los 40 millones de argentinos.
Hay grandes necesidades que se están cubriendo. No se puede desatender esa sensible problemática social. Y
quienes le exigen perfección en todo al gobierno, deberían saber que un proyecto de país jamás será perfecto porque está en permanente construcción . . .
Los que a pesar de eso desprecian las políticas públicas hacia los sectores más vulnerables, sobre todo a ese segmento de juventud caracterizado como ni-ni porque no estudian ni trabajan, tendrían que dejar de lado sus absurdos prejuicios y darse cuenta que los ni-ni no lo son por decisión propia, sino por imposición de injustas circunstancias sociales.  Al estigmatizarlos, dan por sabido que sólo ellos eligieron nacer en hogares bien constituidos con padres que los alimentaron y los educaron. Privilegio que muchísima gente no tuvo y nació donde le tocó en suerte. Uno los quisiera ver en la situación de esos jóvenes sobrellevando, además de la pobreza, un mandato cultural de discriminación y exclusión, a ver qué clase de vida llevarían y si no sería peor  que la que tanto desprecian. Es muy fácil hablar desde la seguridad de un entorno social de nivel medio o alto, acostumbrados al consumismo histérico y con la comodidad de tener todas las necesidades cubiertas, por más que éstas hayan sido conseguidas con trabajo y sacrificio.
No se debe partir siempre del sectario supuesto de que el otro es vago, ladrón, o criminal, cultivando así, ese espíritu de servil mucamo de casa rica que odia a los enemigos de su patrón.     DelsioEvarGamboa           

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