sábado, 21 de septiembre de 2013

No dejar la gratitud en la puerta del cuarto oscuro . . .-Por Delsio Evar Gamboa



La política en tiempos de la desmemoria: de 1991 a 2002 el Estado, los bancos y la usura les remataron 300 mil campos a medianos y pequeños chacareros. De 2003 a la fecha . . . ni una sola hectárea. No se le arrebató los ahorros a nadie y jamás se reprimió! . . .



Inauguración de obras de ampliación de la planta láctea SanCor en ChivilcoyUna encuesta de alcance nacional realizada por el consultor Manuel Mora y Araujo revela que el 61% de los argentinos aprueba los diez años de gestión del gobierno nacional. Un 30% más de los sufragios que sacó en las PASO. ¿Puede haber alguien que no comprenda que para ser consecuente con esa aprobación debe manifestarse con el voto? Tal vez fue la crispación por no poder comprar verdes para esconder en alguna bóveda que abra para adentro como la del show grotesco de Lanata. Pensar que en el 2001-02 les quitaron los dólares ahorrados y ahora cacerolean vomitando odio por no poder acaparar más, lo que significa que están mucho mejor que antes. No cabe preguntarles como a los chicos cuando reciben un regalo: ¿Qué se dice? . . .
De no creer, si en la Capital, de acuerdo a esa consultora, el Modelo nacional tiene una aprobación del 56%. ¿Por qué los porteños seguirán votando al desgobierno del procesado Mauricio Macri? Es difícil comprender los vericuetos de la mente humana. ¿O será que no se valora el bienestar conseguido y ya nada conforma? ¿Se tendrá una memoria tan escuálida que ya se ha olvidado del infierno de donde venimos? Por primera vez en mucho tiempo recorremos un camino hacia el país soñado y, sin embargo, mucha gente que ha recibido importantes beneficios como nunca antes, no hacen de la gratitud su rasgo más elocuente, dejándose seducir por cantos de sirena, ignorando que como los Reyes Magos, las sirenas no existen, y si existen, no cantan . . .
La arremetida golpista del Grupo Clarín y sus sicarios no tiene dimensión ni cuantía. Ya no saben qué pescado podrido tirar, ni que infamia pergeñar. Enardecidos por no encontrarse entre los convocados por Cristina a la reunión en Río Gallegos, tratan de arrojar la mayor cantidad de detritos posible para contaminar el ambiente de pestilencias excrementicias. Sin embargo, festejan porque ya sienten que han tomado la Bastilla. Con sus alfiles y todos los peones de obediencia debida avanzan para capturar a la reina, o, cuanto mucho, expulsarla del tablero. Pero de tan excitados, se atolondran, se desorbitan y caen en la impudicia y lo obsceno. No obstante, algunos ingenuamente siguen confiando en la veracidad de esas burdas maniobras y repiten por ahí: “estamos aislados del mundo” y la realidad les responde que hoy Argentina es miembro pleno del G-20, donde están los 20 países más importantes del mundo.
 Por supuesto, toda esa carne puesta en el asador no tiene un fin altruista por cierto. Lejos de propender a un público cada vez más informado y apto para tomar decisiones, idiotizan al individuo hasta la alienación. Por ejemplo, la parafernalia mediática del monopolio Clarín a full, a lo largo y a lo ancho de todo el país, satura y demoniza a los funcionarios a los que acusa, procesa, juzga, sentencia y condena sin apelación. Excreta ponzoña hasta el hartazgo machacando que todo lo que piensan, dicen y hacen la Presidenta y su gabinete, siempre está irremediablemente mal, y si no lo está, merece estarlo. Desnudando su cipayismo crónico, se regodean y respaldan toda acción contra los intereses del país. Después de lo de Río Gallegos, ni se preocuparon en analizar los pormenores de una reunión histórica que involucraba por primera vez a los principales actores de la economía. No, la demonizaron con saña. Hasta el impresentable Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, -bien protegido siempre por la antropofagia opositora del duopolio Clarín-La Nación-, y que no seduce por su riqueza léxica ni por su exquisitez dialéctica precisamente, en su habitual farfullar inentendible se permitió cuestionar la comparación de algunas variables macroeconómicas mejores que las de Australia y Canadá. Pero, como ya es habitual, dijo no haber escuchado el discurso de la Presidente. ¿Para qué? si con los titulares de Clarín, y lo que le hace memorizar su maestro particular Durán Barba alcanza y sobra. Eso sí, entender lo que pretende decir, ya es otra cosa.
Con su limitadísima expresión oral octosilábica, usa y abusa de la mentira, algo que para él ya tiene rango de política de Estado. No obstante, entre tropezones lingüísticos de complicada legibilidad, -sería el terror de un traductor- ostenta un desmedido entusiasmo por unos números electorales que son una victoria pírrica porque fue derrotado, y de paso y por el mismo precio, se suma a la arremetida por el caso del hangar de LAN. Muy suelto de cuerpo, afirmó que Aerolíneas Argentinas está en su peor momento, reconfirmando su ignorancia sobre cualquier tema que amenace abordar. Siempre confunde lo que dice con lo que quiere decir. Sus ridículos dislates sólo llevan a concluir que toda libertad exige responsabilidad, sobre todo cuando quien habla, porta el utópico berretín de ser nada menos que presidente.
En realidad, Macri debería hacer como algunos jueces: declararse incompetente.
Obviando estas lamentables parrafadas, la Presidenta salió a poner los puntos sobre las íes, aunque sabe muy que de poco servirá. Unos seguirán tergiversando y los otros tergiversándose.  “Australia y Canadá son países que integran el G-20 y Argentina forma parte de ese organismo” explicó vía twitter y, por si hiciera falta, comentó que “comparar no significa igualar”. La comparación es un recurso retórico que sirve para reforzar un argumento. Como no le pareció pertinente una analogía con los países europeos que están padeciendo los efectos del terrorismo financiero, la realizó con dos naciones que parecen lejanas de la agenda informativa. Sólo utilizó algunos índices para desterrar los mitos que aparecen con forma de titulares catástrofe respecto a nuestras reservas, la balanza comercial y el crecimiento. Y lo hace con la sana intención de que las palabras lleguen sin distorsiones a los ciudadanos, aunque, como es habitual, muchos prefieren la droga adictiva que les inocula la garganta poderosa de la corporación monopólica como si fuera una experiencia religiosa.
Desde el miércoles 14 de agosto, cuando la Presidenta anunció la reunión “de titulares” en Río Gallegos, los medios hegemónico instalaron la idea de monólogo en lugar de diálogo. En realidad, las intenciones estaban muy lejos de la imposición que sospechaban los que siempre sospechan. Por el contrario, el Gobierno Nacional quería sincerar las bases de este proyecto y señalar algunas contradicciones que presenta parte del empresariado entre sus declaraciones a la prensa y sus dichos en privado. Todos los que se sumaron al histórico encuentro, destacaron la trascendencia del diálogo mantenido con La Presidenta y los funcionarios del Gobierno Nacional. Excepto algunos, como el empresario automotor Cristiano Ratazzi, un tenaz apologista del modelo destructivo de los noventa a pesar del desmesurado crecimiento de su sector en los últimos años, sobre ese punto de vista, o con su vista sobre el punto, disonó al mocionar la necesidad de una reducción drástica de los salarios, sin considerar que ese ajuste provocaría un duro achicamiento del mercado interno. Algo no muy difícil de entender, viniendo de una intencionalidad desagradecida y de ilimitada angurria.
Tanto empecinamiento detractor puede tener alguna explicación. Una de ellas se relaciona con la rapacidad de los buitres locales, esos que se creen dueños no sólo de los destinos, sino del país en su totalidad. Los pone locos que la recuperación de nuestra economía se esté concretando por un rumbo diferente al que ellos pretenden. También puede ser que, como el país ha crecido tanto en estos diez años, no ven la hora de tener vía libre para saquearlo a gusto. Como sea, en el medio estamos los ciudadanos que, cada tanto, nos convertimos en votantes. En esa pugna cada vez más habitual, el voto potencia nuestra voz. En esas circunstancias, no es conveniente dejar las convicciones en la puerta del cuarto oscuro y mucho menos la gratitud.
Mientras, allí está la corporación monopólica con sus sicarios mediáticos para descargar toda su artillería. Y, como manda el catecismo neoliberal, el golpismo se debe montar con ostentosas operaciones de prensa basadas en grandes titulares de tapa y con llamativos y machacantes zócalos al pie de la pantalla de su televisor señora.
Y uno que tiene sus argumentos en orden y en las gateras, se toma la libertad de parafrasear a Joaquín Sabina para denunciar que . . . Son la cofradía de la Santa Destitución.
Pero, a no dejarse engañar, no vienen sólo por Cristina, vienen por todos nosotros, como antes, como entonces, como siempre. . . ¡Ella es el obstáculo!


Opinión DelsioEvarGamboa



1 comentario:

  1. Muy bueno Delsio. Insisto, es como si en la Argentina fuera normal que hubiera gobiernos con proyectos de inclusión

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